En 2018, más del 90% de la fauna marina asistida presentó afecciones causadas por el hombre
Así lo demuestra el balance anual realizado por la Fundación Mundo Marino que registró un total de 363 animales hallados y asistidos en la costa bonaerense. Desnutrición, plástico y enmalle en redes de pesca, entre las principales amenazas.
Al finalizar cada año, la Fundación Mundo Marino realiza un balance sobre el registro total de animales hallados que requirieron asistencia profesional, o que, al ser hallados sin vida, se les tomaron muestras para analizar las causas de su deceso. De un total de 363 animales -entre mamíferos y reptiles marinos, y aves - 330 evidenciaron algún tipo de afección vinculada directa o indirectamente a la interacción con el ser humano.
La desnutrición fue uno de los factores con mayor incidencia, registrándose 72 casos. Esta afección fue particularmente llamativa en los lobos marinos ya que en los últimos años aumentó la cantidad de estos animales que aparecieron en nuestras costas con este tipo de cuadros. “La falta de alimento puede estar ocasionada por la sobrepesca, incluso por el calentamiento global, que muchas veces altera la distribución de presas, y también podría estar generando floraciones algales tóxicas en lugares donde no solía haber”, explica Sergio Rodríguez Heredia, biólogo y jefe del Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino. Por esa razón, en conjunto con la Universidad de Mar del Plata, se está llevando adelante una investigación a través del monitoreo satelital de esta especie que permita conocer las causas de este fenómeno.
Otra de las grandes amenazas que se desprenden del análisis del registro de animales asistidos es el enmalle en redes de pesca activas o en redes fantasma que son causantes de una gran mortandad de diferentes especies marinas en todo el mundo. A pesar de la colaboración de diferentes pescadores artesanales de la región que traen ellos mismos los animales enmallados en sus redes, durante 2018 se registraron 58 casos con consecuencias derivadas de enmalles. La especie más afectada fue el delfín franciscana de los que se encontraron 41 ejemplares sin vida durante el año pasado. El caso más emblemático ocurrió en enero de 2018 con la aparición de un delfín franciscana y su cría atrapados en una red fantasma.
Plástico y censo de basura
Una tercera amenaza fue la interacción negativa con plástico, del que se registraron 39 casos. “Históricamente, la tortuga marina fue la especie más afectada por esta situación. Ellas confunden su alimento natural (medusas y fauna gelatinosa) con las bolsas plásticas. De hecho, hoy el 97 por ciento de las tortugas que asistimos tiene plástico en sus sistemas digestivos. Pero, llamativamente, en los últimos años nos encontramos con mamíferos marinos y aves afectadas por plástico”, aclaró Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la institución sanclementina. A su vez, agregó: “Un caso muy llamativo durante el 2018 fue el hallazgo de un Albatros Real del Sur con más de la mitad de su cuerpo empetrolado, un ave que prácticamente no tiene contacto con humanos por su zona de distribución. A pesar de los esfuerzos por salvarlo, lamentablemente murió. Pero se cree que no fue el petróleo la causa de su muerte. En la necropsia los veterinarios encontraron un plástico del tamaño de un botón que obstruía su intestino”.
La problemática de la contaminación por plástico, también se vió reflejada en el censo regional de basura que Mundo Marino en conjunto con otras organizaciones como el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), Surfrider, Fundación para la Asistencia y Recepción de Animales Marinos (FRAAM), Ecoparque Buenos Aires, y Vida Silvestre, realizaron durante los meses de septiembre y octubre en 2018. En su tercera edición participaron 535 voluntarios para censar un área de 81 hectáreas. Ese trabajo registró un total de 46.673 residuos no orgánicos, de los cuales el 82% estuvo constituido por plástico. Porcentaje idéntico arrojado por la edición del censo realizado en 2017. Un dato que cobra relevancia frente a un contexto en el que, según la ONU, 13 millones de toneladas de plásticos son arrojadas a los océanos cada año.
El 20% del plástico registrado estuvo conformado por “restos” de ese material. Es decir, plástico que podría provenir de bolsas, sorbetes o botellas, entre otros residuos del mismo material, pero que por la acción mecánica del sol, el viento y el mar se desintegran hasta convertirse en microplásticos. Estos elementos, una vez que entran en la cadena alimentaria del ecosistema marino pueden tener consecuencias graves provocando, en algunos casos, la muerte de especies ya de por sí vulnerables. “La iniciativa para este censo surgió a raíz de la problemática que representa el plástico para las tortugas marinas que habitan en nuestras costas. La acumulación de plástico en sus organismos genera una cadena de consecuencias fisiológicas que, en muchos casos, las llevan a la muerte. Por eso, desde la Fundación Mundo Marino vimos la necesidad de generar conciencia sobre la cantidad de basura que existe en nuestras playas”, explica Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de esa fundación.
Otros residuos abundantes encontrados durante el censo fueron las colillas de cigarrillo que representaron el 16% de los residuos totales detectados. Diversos estudios indican que cada colilla puede contaminar entre 8 y 10 litros de agua de mar y hasta 50 litros si se trata de agua dulce. Solamente en este censo se registraron más de 7.600. Este residuo está compuesto principalmente por acetato de celulosa, un material no biodegradable encargado de absorber las sustancias tóxicas del humo de tabaco, y que puede tardar hasta 10 años en descomponerse.
Los tipos de contaminantes que más se encuentran en nuestras costas son: plásticos (82%), papel y cartón (5%), vidrio (4,8%), residuos de construcción (3,4%), metales (2,5%), telas (1,5%) y otros (0,4%). Dentro del ítem plásticos los 6 contaminantes más abundantes son: restos de plástico (20%), colillas de cigarrillo (16%), restos de nylon (8,6%), bolsas plásticas (8,3%) , tapitas (6%) y botellas plásticas (5%).
Grandes cetáceos
Una situación sorprendente durante 2018 fue el de los varamientos de grandes cetáceos. El primero ocurrió a mediados del mes de agosto cuando una ballena jorobada quedó atrapada en una red de trasmallo en la zona de Punta Rasa, en San Clemente del Tuyú. Afortunadamente, luego de un operativo de rescate, se pudo reinsertar al cetáceo al mar. Luego ocurrieron, durante el último fin de semana de aquél mes, el varamiento de 6 orcas: dos en el Partido de la Costa (Nueva Atlantis), dos en el partido de Villa Gesell (zona del faro Querandí), y dos en Mar del Plata. En este caso, una de las halladas en Nueva Atlantis y las de Mar del Plata pudieron ser reinsertadas por los esfuerzos de la Fundación Mundo Marino y la Fundación Mar del Plata Aquarium. El resto de las orcas aparecieron muertas. Finalmente, tanto al inicio como al final del mes de septiembre la Fundación Mundo Marino asistió 2 varamientos: el primero se trató de un cachorro de ballena minke hallado en Punta Rasa que también pudo ser reinsertado. El segundo, fue el operativo que devolvió al mar a la ballena jorobada encontrada en las playas de Mar del Tuyú.
Campaña Playas Limpias
Desde la perspectiva de la solución ciudadana, durante la temporada de verano, Mundo Marino lleva adelante la Campaña Playas Limpias, donde distribuye de forma gratuita bolsas de papel reciclado y biodegradable a los visitantes de distintas localidades del Partido de la Costa con la intención de invitar a los turistas a no dejar sus residuos en las playas; además se les brinda también gratuitamente estas bolsas a los vendedores de churros para que reemplacen las de nylon por éstas. Cada bolsa tiene mensajes impresos que apuntan a generar conciencia sobre las distintas problemáticas ambientales que afectan a la fauna marina y proponen acciones concretas sobre qué puede hacer cada uno para cuidar el planeta. Esta temporada será la cuarta edición que ya lleva distribuidas más de 700.000 bolsas desde que lanzaron la primera edición en 2016. La acción es acompañada de juegos lúdicos y charlas educativas donde se trata de explicar el efecto nocivo que la basura tiene en la fauna marina, ilustrando especialmente el impacto directo que tiene en los animales de la zona.