Utilizan rastreadores satelitales para conservar a las tortugas marinas

A través de un trabajo en entre biólogos, instituciones y pescadores artesanales se intenta aumentar el conocimiento ecológico de estas especies actualmente amenazadas para favorecer su conservación. La pesca incidental y la contaminación son las principales amenazas.

Una tortuga cabezona juvenil (Caretta caretta) de 28 kilos regresó al mar el pasado fin de semana. Pero, a diferencia del resto de los individuos de su especie que viven en las aguas bonaerenses, esta tortuga posee un rastreador satelital adherido a su caparazón. La iniciativa se enmarca en una investigación que vienen llevando adelante distintas instituciones y biólogos unidos por el Programa Regional de Investigación y Conservación de Tortugas Marinas de Argentina (PRICTMA).

“Estar unidos a través de un programa regional nos permitió aunar esfuerzos y encontrar patrones comunes para conocer mejor las características de esta especie que recién a partir del 2004 comenzaron a aparecer en la bibliografía como fauna autóctona de nuestro país”, explica Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la Fundación Mundo Marino, una de las instituciones fundadores de PRICTMA, que fue creada en 2004. Junto a Álvarez y también como integrantes del grupo investigador, trabajan codo a codo Victoria González Carman, investigadora del CONICET, del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) y del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) e Ignacio Bruno, también del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP).

¿El objetivo de sus investigaciones? “Contribuir a la preservación de estos reptiles marinos”, explican las especialistas. Hasta ahora el trabajo se centró en 3 especies de tortugas marinas (7 existen en total en el mundo): cabezona, laúd (Dermochelys coriacea) y verde (Chelonia mydas). Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) las dos primeras se encuentran catalogadas como “vulnerables”, mientras que la tortuga verde se encuentra “en peligro”. 

Desde el 2005 a hoy, el equipo de investigación reintrodujo con rastreador satelital 19 tortugas marinas: 7 cabezonas, 9 verdes y 3 laúd. De ese total de reinserciones, 9 fueron hechas desde la Fundación Mundo Marino, institución a la cual suelen ingresar para ser rehabilitadas tortugas que fueron halladas por pescadores artesanales de la zona, sea por enmalle en redes o varadas en playas.

Fue justamente en la institución san clementina donde la tortuga cabezona que regresó al mar el domingo pasado pudo ser rehabilitada y donde se le colocó el rastreador satelital. Un mes atrás, había sido encontrada por pescadores artesanales de la zona, que a través del trabajo de concientización que realiza la Fundación, aprenden qué maniobras realizar para darles los primeros auxilios cuando enmallan en las redes. “La colaboración de los pescadores artesanales es fundamental para este tipo de proyectos. Sin ellos, esta investigación no podría llevarse a cabo. Les estamos enormemente agradecidos”, explicó González Carman.

El seguimiento satelital se realiza a través de una empresa binacional, de origen francés y estadounidense, llamada Argos, que gestiona la información de una constelación de satélites meteorológicos que recibe las señales que emite el transmisor adherido en el caparazón de las tortugas. El rastreador satelital sólo emite señal cuando el animal sale del agua para respirar. El aparato posee un sensor de salinidad, por ende, detecta el cambio que se produce entre un ambiente húmedo y uno seco. Así, al detectar este cambio, envía una señal a una constelación de satélites meteorológicos los cuales reciben los mensajes del transmisor y envían esa información a una estación en tierra para la estimación de la posición geográfica (latitud, longitud) del animal en el mar (es similar al radar de los barcos o el GPS de un vehículo).

Descubrimientos y amenazas

A través del seguimiento satelital de estas especies se pudo descubrir que el estuario del Rio de la Plata es zona de alimentación para estas tortugas. Además, al ser animales ectotérmicos, su temperatura corporal depende de la temperatura del ambiente circundante, lo que genera que estas especies pasen gran parte de la primavera y principios del otoño en aguas bonaerenses, para luego migrar hacia aguas más cálidas del Uruguay y sur de Brasil.

“Conocer el comportamiento de estas tortugas nos permite conocer sus rutas y superponerlas con dos grandes amenazas: la pesca incidental, es decir, el hecho de ser capturadas en las redes sin ser la especie deseada, y la contaminación por basura”, afirmó González Carman. La experta hace referencia a que a través del seguimiento satelital han descubierto que parte de las rutas migratorias se superponen con áreas de explotación pesquera.  “Esa información nos permite identificar áreas o temporadas en donde concentrar los esfuerzos de manejo y protección, ya sea mediante la implementación de observadores a bordo o de medidas de mitigación de la captura incidental.”, ejemplifica González Carman.

Otra amenaza que padecen estas especies es la contaminación por basura, especialmente los plásticos. “El 97 por ciento de las tortugas marinas vivas que ingresan para su rehabilitación poseen plástico en sus estómagos. Y no lo vemos sólo en esas especies. También nos encontramos con lobos marinos de Dos Pelos Sudamericano que han vomitado bolsas de nylon o que se encuentran lastimados con algún suncho plástico”, agrega Álvarez.

A su vez, los efectos del plástico en las tortugas marinas pueden ser mortales. “La ingesta de plástico puede generar que se produzcan gran cantidad de gases en su tracto gastro-intestinal, lo cual perturba el buceo ya que impide la inmersión”, comentó González Carman. Así, la especialista explica que es usual que al no poder bucear correctamente no logren migrar en búsqueda de temperaturas más aptas. Finalmente, salen a la costa en estado letárgico y con hipotermia. Algunas, con suerte, luego de un proceso de rehabilitación logran sobrevivir.

VIDEO TORTUGA CON RASTREADOR FHD

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Sobre Mundo Marino

Mundo Marino es una organización enfocada a conservar la fauna silvestre a través de proyectos y estrategias de educación ambiental, con el objetivo de ayudar a generar una sociedad más responsable con el cuidado del planeta. 

Trabaja en la rehabilitación y reinserción de animales marinos enfermos o heridos, y en la contención de catástrofes ambientales causadas por el hombre. A la vez, cuida a los animales que, habiendo sido rescatados, no pueden ser devueltos a su hábitat natural dada su situación de vulnerabilidad. 

Desde el plano de la educación ambiental, desarrolla experiencias didácticas para divulgar y concientizar sobre el problema de la devastación de los mares y demás ecosistemas, y sobre qué acciones se pueden llevar adelante para proteger a la fauna. En ese objetivo, el parque educativo Mundo Marino cumple un rol fundamental desde hace 40 años.

  





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