La historia de Kshamenk, la orca rescatada de un varamiento
5 cosas que tenés que saber sobre Kshamenk
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1. Sobre su estado de salud
Al día 17 de octubre de 2024, Kshamenk se encuentra en excelente estado de salud. Un equipo de tres veterinarios y ocho cuidadores, respaldados por siete especialistas externos, realiza controles mensuales como parte de un riguroso plan de medicina preventiva. Éstos incluyen análisis de sangre que evalúan más de 32 parámetros, así como muestras de contenido gástrico y flujo respiratorio que monitorean 40 parámetros diferentes. Todos muestran rangos normales para su edad. Además, los estudios y el estado general de Kshamenk son monitoreados, controlados y aprobados constantemente por los organismos responsables del Estado provincial y nacional.
2. ¿Por qué Kshamenk vive en Mundo Marino?
Kshamenk fue rescatado en noviembre de 1992 después de haber varado junto a un grupo de orcas en un área de suelo pantanoso de la Bahía Samborombón. La rehabilitación fue complicada, y requirió un largo tratamiento tanto para su salud física como para su bienestar mental, tras el estrés del varamiento y la pérdida de su grupo familiar. Gracias a ese gran esfuerzo colectivo se lo pudo salvar, pero tras consultas con expertos de todo el mundo, se llegó a la conclusión de que reintroducirlo a la naturaleza era inviable, porque no tendría chance de sobrevivir. Por ese motivo, y con el aval de instituciones gubernamentales, Mundo Marino asumió la responsabilidad de cuidarlo.
3.¿Podría volver al mar en algún momento?
Eso sería imposible sin poner en grave riesgo su vida. Las orcas son animales altamente sociales que viven en grupos complejos y dependen de su manada para cazar, alimentarse y protegerse. Adaptar a Kshamenk (un animal geronte que ya superó su expectativa de vida) a esta dinámica sería imposible, ya que su supervivencia dependería tanto de su aceptación por parte de un nuevo grupo de orcas como de su capacidad para cazar de forma independiente, ambas altamente improbables. Por otro lado, se desconoce el paradero y el estado del grupo de orcas al cual pertenecía previamente, lo que complica aún más la posibilidad de una reinserción exitosa en la naturaleza.
4. ¿Existe algún santuario en el mundo que lo pueda recibir?
No existen santuarios, reservas o instalaciones en ambientes seminaturales habilitados con la capacidad necesaria de cuidar a una orca como Kshamenk. Y aunque existiera, no es lo más importante en la ecuación de análisis de un hipotético traslado. Lo más importante es evaluar el bienestar y las características del animal en cuestión. Respecto a eso, todos los especialistas que evalúan constantemente el estado de salud física y mental de Kshamenk rechazan la posibilidad de un traslado, ya que pondría en serio riesgo su bienestar y su vida.
5. ¿Por qué participa de presentaciones educativas?
El rol de Mundo Marino consiste en realizar proyectos de conservación y acciones de rescate, rehabilitación y reintroducción de animales enfermos o heridos por la acción de los humanos. En aquellos casos que los animales no pueden ser reintroducidos por cuestiones de salud o porque no podrían adaptarse nuevamente a su entorno, como es el caso de Kshamenk, los cuidamos y garantizamos su bienestar en el parque, siempre bajo la supervisión de las autoridades estatales competentes. Además, buscamos que las personas conozcan la historia de ese animal, la especie y el impacto de la actividad humana sobre la biodiversidad de su hábitat. Nuestro propósito se basa en informar y sensibilizar a la sociedad promoviendo el cuidado del planeta. Lo hacemos a través de presentaciones educativas que se basan en mostrar algunos de los comportamientos naturales que desarrollarían los animales en su hábitat de origen.
Todos los días velamos por la salud de los animales que cuidamos, ya sea a través de chequeos médico-veterinarios, estimulando el desarrollo de comportamientos naturales o actividades de vinculación y socialización, con el fin de garantizar su bienestar físico, afectivo y cognitivo.
La historia documentada y oficial de Kshamenk
El 17 de noviembre de 1992 tres pescadores de San Clemente partieron del puerto con su barco, el Nueva Realidad, como lo hacían todos los días. Tras algunas horas navegando divisaron a lo lejos, cerca de la costa entre la desembocadura del Arroyo Ancho y de la Ría de Ajó, cuatro grandes figuras negras. Al no saber de qué se trataba, decidieron acercarse con la embarcación, pero no pudieron avanzar por el bajo nivel de agua. Se les ocurrió, entonces, aproximarse con un bote a remo. Así, mientras uno de los pescadores se quedaba a bordo, los otros dos intentaron acercarse más. Sin embargo, tampoco tuvieron éxito ya que el nivel del agua no superaba los 30 centímetros. Se bajaron y siguieron acercándose a pie hasta que se aproximaron lo suficiente como para ver que aquellas figuras negras eran 4 orcas varadas, atrapadas en suelo fangoso. Según sus propias palabras: “tres grandes y una chica”.
Testimonio certificado por escribano de los pescadores que encontraron a Kshamenk
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Los pescadores al darse cuenta del gran tamaño de las orcas y del bajo nivel de agua, vieron que era imposible ayudarlas sin el apoyo de equipamiento y expertos. Por ese motivo decidieron regresar al puerto para dar aviso, pero antes tuvieron que esperar hasta las 3 de la mañana del día siguiente a que el nivel de la marea subiera, ya que estaba tan bajo que el barco corría riesgo de encallar. Finalmente, llegaron al puerto a las 5 de madrugada del día 18 de noviembre y alertaron de la situación al equipo de Mundo Marino.
Un día antes, otro pescador había dado aviso de una orca adulta varada sobre la orilla del Arroyo Salinas, a la que el equipo de Mundo Marino acudió al rescate, pero que no pudo salvar a pesar de todo el esfuerzo realizado (1). Por ese motivo, y dado que las orcas se mueven en grupos, el nuevo aviso no resultó extraño (2).
Cuando el equipo de rescate llegó a la zona, sólo encontró varada una cría de orca de que se estima tenía aproximadamente 3 años de edad, Kshamenk, nombre de origen fueguino como fue posteriormente llamada por sus cuidadores. A raíz de los testimonios de los pescadores y del caso de varamiento del día previo, se considera que pudo haber llegado allí acompañando a su grupo familiar que debió haber entrado a la Bahía de Samborombón persiguiendo cardúmenes de peces durante una gran creciente de la marea, que al bajar, provocó que quedaran atrapadas. También se cree que al día siguiente, con el aumento del nivel del agua las orcas grandes con mayor experiencia y fuerza pudieron regresar al mar, pero el cachorro, más debilitado, no.
A esa altura, Kshamenk atravesaba una situación crítica: presentaba diversos signos de debilidad, falta de respuesta a estímulos externos, muestra de deshidratación en sus ojos y boca, frecuencia respiratoria baja y músculos acalambrados, resultado del prolongado período de varamiento. Se estimaba que llevaba aproximadamente dos días atascado en un banco de arena y fango de alrededor de 2 kilómetros de sólo 10 centímetros de profundidad.
En ese contexto, la única alternativa que quedaba era tratar de estabilizarlo llevándolo al Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino para que pudiese recibir un tratamiento adecuado. Así se decidió comenzar el operativo de rescate que exitosamente fue capaz de llevar a Kshamenk a la piscina médica.
Estaba gravemente descompensado, deshidratado y con parámetros sanguíneos muy alterados. Se lo mantuvo en observación controlada durante las 24 horas del día. Todo el proceso fue muy largo y complejo ya que no sólo se debía atender su frágil estado de salud, si no también atender su situación emocional, alterada por el estrés del varamiento y por haber perdido a su grupo familiar.
Las orcas son animales que viven en grandes grupos matriarcales y están siempre en la compañía de sus madres durante los primeros años de vida. La madre es la responsable de enseñar a la pequeña orca a cazar y a sobrevivir por sus propios medios, pero todo el grupo social cumple un rol importante en la educación de los nuevos miembros.
Por eso, el equipo de rehabilitación se preocupó de que Kshamenk estuviese acompañado en todo momento, y que de a poco fuera teniendo confianza en las personas que lo cuidaban, para que él permitiera voluntariamente, sin temor, que le tomaran muestras para el monitoreo de su salud. Esta situación ineludible hizo que la orca se acostumbre al cuidado humano y considere a sus cuidadores como parte de su nueva familia.
Algunos meses después, transcurridos los momentos más críticos de su rehabilitación y ya con claras señales de mejora, fue el momento de analizar si era posible reinsertarlo en la naturaleza. Para eso, se realizaron consultas con los principales expertos nacionales e internacionales en mamíferos marinos, a los que se les informó sobre el caso y se les pidió opinión sobre la posibilidad de una reintroducción a la naturaleza.
Basados en el conocimiento de la comunidad científica de aquella época, todas las instituciones y expertos consultados manifestaron que una reinserción no sería exitosa y pondría en riesgo la vida de Kshamenk. A continuación se transcriben los comentarios de referencia:
“Sería muy difícil reintroducirla con éxito en la naturaleza. Cualquier programa de reintroducción requeriría un trabajo de largo plazo costoso, seguido de un largo periodo de monitoreo de la orca a través de radiotransmisores si se desea conocer el estado del animal en la naturaleza. No hay manera en la que se pueda recomendar simplemente devolver el animal a las aguas cercanas a las que varó. Aún con los mejores esfuerzos, el resultado podría ser la muerte del animal”.
University of Hawaii at Manoa. 28 de abril de 1993.
University of Hawaii at Manoa.pdf
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“Las orcas viven en manadas y cada manada tiene su propio “lenguaje” aprendido durante la crianza. Liberar animales fuera de su propio grupo sería similar a encerrarte a vos o a mí en una cultura extraña con un lenguaje diferente y en el que los residentes no están entusiasmados o dispuestos en asistirnos de ninguna manera. No obstante, aunque la manada originaria del animal pueda ser identificada (una muy dudosa posibilidad) no hay prueba de que el animal sea capaz de mantenerse a sí mismo. La evidencia de los animales que han estado en cautiverio y han sido liberados muestra que en la mayoría de los casos (y en todos los casos monitoreados de cerca) el resultado es la muerte del animal a menos que retorne al cautiverio. Por lo tanto, en ausencia de cualquier otra evidencia concreta, se aconseja no considerar liberar al animal en el hábitat silvestre si se quiere tener en cuenta su bienestar.”
European Association for Aquatic Mammals. 19 de abril 1993.
European Association for Aquatic Mammals.pdf
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“Liberar una orca no significa simplemente lanzarla al océano. Si el proyecto tiene alguna chance de éxito tiene que ser muy bien preparado. Implica el involucramiento de muchos expertos en el área y cuesta mucho dinero y tiempo. Como mínimo sería necesario un año. Aún cuando todo sea preparado a la perfección, la chance que tiene el animal de sobrevivir es muy, muy pequeña. Por esta razón los animales de vida social como, por ejemplo, los primates son reinsertados en grupos sociales funcionales. Animales solos no tendrían chances de sobrevivir. Lo mismo ocurriría con un cetáceo. Colocar tal cantidad de trabajo y dinero en este proyecto (reinsertar a Kshamenk) sería un desperdicio. Desde el punto de vista del animal significaría mandarlo a la muerte.”
University of Bielefeld. 24 de marzo de 1993.
University of Bielefeld.pdf
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Frente a las múltiples y unánimes recomendaciones recibidas, y habiendo consultado con las autoridades locales, se consideró que lo mejor para el bienestar de Kshamenk era quedarse al cuidado del equipo de Mundo Marino. Cuando se rehabilita a un animal y éste no puede regresar al mar, se busca cuidarlo, aprender con él y, además, permitir que las personas lo conozcan para informarse sobre la devastación que afecta a la biodiversidad marina. Un animal que no puede ser reinsertado, puede ayudar a concientizar sobre las amenazas a las que su especie está expuesta.
En otros casos, cuando el animal es adulto, tiene todas las habilidades adquiridas para sobrevivir solo y se lo puede recuperar rápidamente, sí es posible reinsertarlo. Ese fue el caso de “Tuki” una orca negra rescatada y reinsertada por la Fundación Mundo Marino en el año 2015.
(1) Los estudios médico-veterinarios realizados durante el proceso de rescate indicaron que presentaba signos de lesión renal y lesiones musculares y hepáticas propias de un varamiento. Al mismo tiempo, se pudo observar que la frecuencia respiratoria estaba por encima de los valores normales. Finalmente la orca murió de un paro cardiorrespiratorio.(2) Algo similar ocurrió durante agosto de 2018 cuando se pudo reinsertar a una orca varada en la localidad de Nueva Atlantis, pero se encontraron otras dos muertas a pocos kilómetros. En el año siguiente ocurrió algo parecido, cuando 7 orcas vararon en Mar Chiquita; 6 pudieron ser reinsertadas.
CÓMO CUIDAMOS A KSHAMENK
Kshamenk es una orca sana, curiosa, activa, afectuosa, que disfruta de los juegos y actividades con sus cuidadores. El vínculo de confianza que se estableció en aquellos meses de rehabilitación y los posteriores años de cuidados constantes, se puede ver hoy reflejado en su personalidad y más importante, en la forma positiva que interactúa con todo el equipo responsable de su cuidado cotidiano. Tal equipo está compuesto actualmente por 8 cuidadores y 3 veterinarios. Además, 7 especialistas externos colaboran con distintos aspectos de su salud.
Los cuidadores desarrollan actividades de enriquecimiento ambiental, que consisten en propuestas, estímulos y juegos que garantizan el bienestar integral de Kshamenk e incentivan conductas propias de su especie. Para eso recurren a distintos tipos de actividades: cognitivas, alimenticias, sociales y sensoriales. Cada animal tiene una tendencia o predilección a determinadas actividades según su personalidad. Por ejemplo, Kshamenk es una orca muy curiosa y creativa, por lo que le gustan las propuestas que implican algún tipo de desafío complejo para resolver.
Las actividades que se pueden ver en las presentaciones educativas son algunos de los juegos y estímulos que Kshamenk realiza todos los días como parte de su enriquecimiento ambiental.
Además de los cuidados en estímulos ambientales, los veterinarios realizan visitas diarias para observar su comportamiento y la interacción con los cuidadores. Una vez por mes se hacen controles de rutina (por ejemplo, análisis de sangre y muestras de respiración) y una vez al año se realizan controles especiales (por ejemplo, oftalmológicos y odontológicos). Todos los datos recolectados en los controles permiten tener un monitoreo preciso de Kshamenk como individuo, pero también permite tener un registro periódico sobre sus parámetros vitales a lo largo del tiempo, para que el día de mañana investigadores, veterinarios y biólogos de todo el planeta puedan contar con una fuente de información de referencia confiable para trabajar por la preservación de las orcas habitantes del hemisferio sur.
Por supuesto, todas estas tareas son monitoreadas, controladas y aprobadas por los organismos responsables del Estado provincial y nacional. También, expertos y organizaciones nacionales e internacionales han podido constatar el estado de bienestar de Kshamenk. En el año 2006, las máximas autoridades mundiales en medicina de orcas, los doctores Joseph Geraci, David Huff y Lance Barrett-Lennard realizaron una inspección por invitación de la Fundación Vida Silvestre Argentina, de la que participaron también especialistas del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, la Fundación Cethus y la Wild Earth Foundation (WEF). Aquí el informe de WEF sobre el estado de Kshamenk publicado en 2013.
La conclusión de este equipo (cuyo informe fue incorporado en el expediente No 70-3350-2001 de la Subsecretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación) en referencia a la salud de Kshamenk fue la siguiente:
“El estado general de salud de Kshamenk es excelente. Es una orca robusta: mide 6.021cm de largo, 3.095 cm de contorno y tiene un peso estimado de 3.600 kg. Sus movimientos eran enérgicos y fue capaz de llevar a cabo una vigorosa actividad sostenida, después de la cual no se observaron cambios evidentes en su respiración o conducta al nadar. Se mostró alerta y receptivo a todas las indicaciones y señales. El orificio nasal estaba limpio y las exhalaciones eran claras. El estado de sus ojos se veía normal, con las córneas claras. Las membranas mucosas de la boca presentaban un color rosado y lucían saludables. Los dientes estaban en excelente estado, casi sin desgaste. La mandíbula inferior derecha presentaba un diente fracturado sobre la línea de las encías, y por detrás del mismo se observaban dos dientes que parecían nacer del mismo alvéolo. No se observaron patologías evidentes; las encías se mostraban uniformemente saludables. La piel también lucía sana y con un excelente aspecto. Los orificios anales y genitales se presentaban normales y sin presencia de secreciones. La palpación permitió comprobar la firmeza y elasticidad del tono muscular. La orca se mostró totalmente dispuesta a cooperar durante el examen físico, permitiendo al Dr. Huff contar con todo el tiempo necesario para completar cada uno de los procedimientos, sin ningún tipo de reacción hostil. Tuvimos oportunidad de observar una serie de “comportamientos médicos” para los cuales la orca había sido entrenada y que incluían exámen de la boca, de la superficie corporal con el animal tanto en el agua como en tierra, exposición genital y anal para su examen y exposición de la aleta caudal para un muestreo de sangre. Para estos comportamientos, la orca respondió una y otra vez a las señales del entrenador, que reflejaban nuestros pedidos aleatorios.”
“Según nuestra opinión y experiencia, Kshamenk se encuentra entre las orcas más saludables que existen en cautiverio.”
APORTES A LA PRESERVACIÓN DE SU ESPECIE
Cuando un animal es rescatado, rehabilitado y, por alguna razón de salud o biológica no puede volver a su hábitat, como es el caso de Kshamenk, queda bajo los cuidados de organizaciones especializadas que garantizan las mejores condiciones para su bienestar. Estos animales tienen un rol importante para la educación ambiental y también en la producción de conocimiento para mejorar los proyectos de conservación enfocados a preservar a otros animales de su misma especie en la naturaleza.
El estudio de material genético de animales y el análisis de métodos reproductivos son algunas de las herramientas más importantes que tiene la ciencia para evitar la extinción de especies en peligro. Casos como el del oso Panda o el Yaguareté son ejemplos de los logros que se pueden obtener desde la investigación en biología reproductiva.
Muchos de estos estudios sólo pueden realizarse con animales en ambientes controlados de forma cooperativa. De hecho, gracias a Kshamenk, por primera vez en la historia se pudo evaluar la calidad seminal y reproductiva de una orca del Hemisferio Sur. Este hito no sólo aportó datos de gran importancia para la preservación de los ecotipos de orcas de nuestro hemisferio, sino también de los ecotipos de orcas del hemisferio norte, que hoy son quienes están en una situación de extrema vulnerabilidad.
Es importante señalar que el material seminal luego se criopreserva en un banco genético junto a otras muestras de especies marinas. Esta es una técnica que permite conservar material biológico a muy baja temperatura, con el objetivo de generar la primera reserva de recursos genéticos de fauna marina en Argentina, que se podrá utilizar en caso de peligro grave de extinción de alguna de las especies de la región. Situación de peligro que antes se consideraba lejana, pero que hoy frente a las graves condiciones ambientales que enfrenta la fauna marina se hace urgente.
Estas iniciativas son extremadamente necesarias para la conservación de la fauna amenazada o en vías de extinción. En todo el mundo, organizaciones dedicadas a la preservación estamos trabajando a contrarreloj para aportar conocimiento que contribuya a los esfuerzos para salvar a la biodiversidad del planeta, ya que como expresó la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas: "no hay duda de que nos dirigimos hacia la sexta extinción masiva y la primera causada por el hombre"
POR QUÉ KSHAMENK NO PUEDE SER REINSERTADO
La posibilidad de reinserción de cetáceos depende de las características y condiciones en que se halla el animal en el momento de la rehabilitación. Los animales varados, sin problemas serios de salud, pueden recibir rápidos cuidados en el lugar de varamiento y luego ser liberados, o tener breves permanencias en centros de rehabilitación, como el caso previamente mencionado de Tuki.
Sin embargo, en los casos donde se hace necesario un tratamiento prolongado por enfermedad, por heridas profundas o por excesiva exposición al aire y al sol se suele internar al animal y éste debe acostumbrarse al cuidado humano. Cuando eso ocurre, la probabilidad que tiene el animal de sobrevivir a una reinserción es bajísima y no existen en el mundo casos de éxito registrados científicamente. Además, la reintroducción de animales que han tenido tratamientos largos implica la posibilidad de transmisión de múltiples enfermedades hacia los ejemplares y poblaciones silvestres.
En el caso particular de Kshamenk, él ha vivido muchos años bajo atención humana. Las orcas son animales que viven en grandes grupos sociales de una jerarquía compleja. Las comunidades de orcas cazan, se alimentan y se defienden juntas. Adaptar a esa dinámica a Kshamenk sería imposible, porque no sólo dependería de él, sino de que un grupo lo aceptara. Cualquiera de las dos variables que fallara (y lo más probable es que fallen ambas), implicaría su muerte.
En segundo lugar, no sabría cazar. Se estima que Kshamenk fue rescatado con aproximadamente tres años, periodo en el que las crías aún son muy dependientes de su grupo social y están en pleno aprendizaje para saber vivir por sí mismos.
El único caso en que se intentó reintroducir una orca adulta que había vivido la mayoría de su vida en un ambiente controlado no fue exitoso. Keiko, murió en el 2003 después de pasar por un proceso traumático para intentar su reinserción que duró 7 años. A pesar de los US$ 20 millones y las mejores intenciones, la orca nunca se adaptó a su nuevo hábitat. La primera revisión científica del caso publicada en el 2009 en la revista Marine Mammal Science llegó a la conclusión de que Keiko pasó tiempo cerca de orcas salvajes de Islandia, pero no se convirtió en parte de sus redes sociales. El documento incluye datos que muestran que el animal nunca se sumergió tan profundamente como las orcas salvajes, o tampoco por períodos de tiempo tan extensos. Y que después de sus breves interacciones con otras orcas, Keiko volvía a buscar de vuelta al barco de los observadores, en busca de seguridad.
Artículo completo de la revista Marine Mammal Science sobre el caso de Keiko
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En contraste con la historia de Keiko, como se mencionó anteriormente, en agosto de 2015 el equipo de Mundo Marino logró reintroducir con éxito una orca negra subadulta que fue rescatada y rehabilitado en el plazo de 23 días. El operativo fue exitoso por tratarse de un animal subadulto que sabía cazar por sus propios medios y no dependía de alimentación asistida; porque permaneció un corto período de rehabilitación fuera de su hábitat natural, y porque los últimos análisis de laboratorio reflejaron un buen estado de salud.
Si bien como humanos podemos encontrar atractivo reintroducir un animal, la supervivencia y el bienestar de él pueden verse gravemente afectados al hacerlo. Es importante tener en cuenta las lecciones de la experiencia con Keiko.
Desde el punto de vista de la conservación, es imposible no ponderar que los millones de dólares invertidos fallidamente en Keiko podrían haber sido utilizados en programas de conservación para proteger a miles de orcas y a sus hábitats.